martes, 21 de mayo de 2013

EXPERIENCIA


-¿Qué te ha enseñado esta experiencia? Anécdotas. 
Lo más valioso que he aprendido de los hermanos de Chimbote es su confianza en Dios y su amor sincero a la Iglesia. Llama la atención su capacidad de esperanza y paciencia en el sufrimiento, su ingenio para superar las dificultades, su alegría en la pobreza. Además, son muy “querendones”. Me han acogido con un cariño cordial muy especial. Me han hecho muy fácil sentirme un peruano más (hasta se me agarró el acento) y valorar, todavía más, el sacerdocio, redescubriendo la paternidad espiritual que implica. Y es que acá todos me llaman “padre”, “padresito”; algunos incluso “padresito Jaumesito”.


-¿Cuál ha sido tu experiencia más positiva? ¿Y más negativa? 
Todos los días tenemos experiencias positivas y negativas. Así es la vida… ¡maravillosa! Llena de dificultades que afrontar y retos que superar, repleta de oportunidades que aprovechar y regalos que disfrutar. Es por ello que me resulta muy difícil quedarme con una.
Como positiva, la acogida cordial de los peruanos y su apertura a Dios. Da gusto ver cómo buscan a Dios y lo viven con naturalidad y entusiasmo. Como negativa, la impotencia ante tantas situaciones difíciles de encajar y acompañar. También cuando hay malentendidos, enfrentamientos o discordia en el seno de las comunidades cristianas.

-¿Recomendarías esta experiencia a alguien?
Por supuesto, la recomiendo a todos, aunque no todos tiene esta vocación misionera “ad gentes”. En la Iglesia de Jesús, todos somos misioneros, pero no del mismo modo. Hemos de respetar cada carisma y ministerio. No todos tenemos los mismos dones. Dios a cada uno nos ha regalado los talentos que ha considerado mejor para ponerlos al servicio del bien común. Lo importante, repito, no es el lugar, sino cómo vivimos en ese lugar. 

Animo a superar todo temor e incertidumbre a cuantas personas sientan que Dios les invita a salir, a ir a otro lugar, a darse sin medida, a entregar sus propias vidas como testimonio de fe. Todo es fácil cuando uno acoge la propuesta de Dios. Nada es imposible para Él y todas las dificultades se superan con su gracia. Si Jesucristo les envía a la misión allende los mares, ojalá escuchen su Voz. ¡No se arrepentirán! 


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